Es un enfoque terapéutico muy reciente que pretende sintetizar el conocimiento de distintos sistemas médicos (medicina halopática, china, ayurveda, medicina vibracional, cromoterapia, psicología, etc.) y, revalorizando la relación médico–paciente como agente terapéutico, conseguir que el paciente (y el terapeuta) aumente su nivel de conciencia y alcance una mayor capacidad de observación e interpretación sobre el comportamiento de su cuerpo y mente a todos los niveles.
La enfermedad adquiere así una dimensión diferente. No se trata de “luchar” contra la enfermedad sino de aprender la lección que esta nos enseña para adquirir un mayor nivel de integridad, una vez conseguido el cual, el problema de salud suele solucionarse por si mismo.
Uno de los pilares es la relación entre la conciencia, el pensamiento, energía y materia.
La energía sigue al pensamiento
Las ideas y pensamientos generan emociones, estás modifican el status energético que condiciona el funcionamiento de los procesos fisiológicos.
Sanarnos implica pues sanar nuestras emociones y ello implica a su vez sanar nuestras relaciones para ser más dignos integrantes de ese tejido que llamamos humanidad para ser más y mejores humanos.